jueves, 13 de agosto de 2009

DISCUTIR

Las circunstancias son la trampa de la que se beneficia el discutir. Él se ha ido a México por trabajo, yo estoy en España. Mientras él trabaja, yo tomo el sol. Somos muy diferentes, demasiado diría yo. Compartimos intereses pero nuestras personalidades distan como los 10.000 km que ahora mismo nos separan. Sin duda, eso es lo que nos salva, aunque me ha costado entenderlo. Yo soy demasiado visceral así que, como buen libra que es él, lleva un saco lleno de razones para equilibrar la balanza. No le gusta discutir y es bien fácil no enfadarse siempre y cuando no haya alguna que otra adversidad. Pero a mí se me cuelan los recuerdos en el caparazón que llevo por disfraz y no aguanto la distancia, no verlo ni escucharlo. Pienso mucho en él, su cabeza está llena de responsabilidades y trabajo, veo atardecer mientras tomo una cerveza bien fría en el chiringuito de la playa, dicen su nombre e irremediablemente me giro. No es él, lo sé antes de girarme, pero no puedo evitarlo. Juega conmigo la impaciencia. Él mientras, trabaja. A mí se me hincha el pecho de nostalgia. Entierro en la arena todos los besos que le mando porque caducan antes de llegar a la esquina. Me escribe cuando se despierta, yo también despierto pero de la siesta. De noche la vista me traiciona, bueno eso me digo, aunque sé que el responsable es esa válvula que bombea mis sentimientos y me engaña proyectando su imagen en personas ajenas. Él trabaja, no hay tregua. Los días del calendario se me atragantan como las uvas en fin de año, una cuenta atrás que me atiborra de inquietud. Escuchar su voz suena a top10. Le pido que vuelva que, es lo mismo que decirle que atraviese el Atlántico sobre ruedas, palabras que deseamos porque ni siquiera pensamos. ¿Me esperas? – pregunta él. Espero y me desespero. No me importan los días sino el no comunicarme, el no poder decir lo que quiero que sepa. Radio, carteles, televisión, noticias en los diarios…todos hablan de México. Nombran la ciudad aunque en el fondo es como si sólo hablaran de él. Siempre ocurre que cuando algo o alguien se nos vuelve intangible la mente juega a materializar aquello que por circunstancias ya no podemos tocar. A medida que pasan los días, la incertidumbre, la distancia…van lijando mi aguante, mi poca paciencia. Siempre me he confesado una impaciente. Él tiene templanza. La fortaleza también se me escurre como arena entre los dedos y ya tengo servido mi plato de discusión.

Busco en el diccionario la palabra “discutir” y para mi sorpresa encuentro más que un significado, una acertada interpretación. Discutir viene del latín discutere, derivado de quatere (sacudir). Vayamos paso por paso. Discutir significa sacudir. Tratar de separar algo. Y es que para los Romanos discutir, sacudir o separar era la prueba de la solidez de algo. Es decir, el hecho de discutir ponía a prueba la solidez en base a si se producía o no, una separación. Lo que significa que discutimos para demostrarnos que sigue existiendo una unión, que hemos burlado a la separación. Cuando ya no hay discusiones, ni sacudidas emocionales es momento de coger las maletas y largarse. Es curioso que el diccionario recoja una visión tan antropológica y cercana de las relaciones humanas.
Discutir es perder el tiempo siempre y cuando no sea encontrar razones que desaprueben la separación. Ya queda menos!

3 comentarios:

  1. Ánimo niña, cada día que pasa es un día menos de separación o sacudida! Convierte a esta impaciente niña en un sujeto paciente mientras nos tomamos una clarita granizada en el chiri, así luego le podrás contar todo los matices que hicieron que la puesta de sol del lunes fuera distinta a la del domingo o a la del martes o el miércoles. Seguro que él lo agradece y le gusta saber!

    Nos vemos en minutejos! :)

    *muaa!

    ResponderEliminar
  2. La verdad es que es una putada. Los días avanzan como un cuenta gotas, igual que avanzan los días para acabar una condena y salir del talego. Por mucho que te esfuerzas en hacer otras cosas y distraerte siempre está el recuerdo de esa persona y su ausencia. Se hace más ameno quedar con amistades y hacer las tipicas actividades veraniegas, pero jode pensar que con quien te gustaría compartir realmente ese tiempo no está.

    A mi me quedan 9 días...jjjajajaj!!!!

    ResponderEliminar