martes, 24 de marzo de 2009

DNI

Hace unos días tuve que ir a renovarme el DNI y aunque la justicia avance a paso de tortuga parece que intenta modernizarse. Ahora llamas y pides cita como si fueras al dentista aunque, luego te llega un mensaje al móvil con la hora a la que debes presentarte. Ante tal sistema y, aparentemente lejano al de esas colas que me había tenido que chupar más de una vez, allí en la comisaría de Balmes, pensé: esta vez será un momento.

Luego llegas allí y te estampas con la realidad. Te das cuenta que lo moderno no es sinónimo de funcional así que sientas tu ingenuidad en el banco y esperas mientras rezas por encontrar algo para leer en el bolso.

Por suerte tengo un libro así que antes de ponerme de mal humor (por estar perdiendo el tiempo) me pongo a leer. No pasan ni dos minutos cuando el hombre que tengo sentado al lado empieza a quejarse. Dice que esto es un desastre, que él y su señora llevan mucho rato esperando y que a este paso le dará un ataque al corazón y tendrá que venir la funeraria. Qué exagerado – pienso. Pero me ha hecho gracia porque se ha levantado para decirlo al resto como si a nosotros nos encantase estar esperando. Otro, ni corto ni perezoso, se ha intentado colar y como es mayor dice que ha confundido el número de la tanda porque no ve bien. El que se queja, sigue. Ahora parece que la espera le está dando pellizcos por todo el cuerpo porque no para de retorcerse. La gente lo mira, incluida su mujer, que parece estar acostumbrada a los numeritos de su esposo. Como sigue la función, un hombre que lee el periódico le pega un grito y le dice que por mucho que se queje la tanda no irá más rápida. Al final se sienta a regañadientes aunque sigue refunfuñando para sus adentros.

Entonces pienso en el DNI y la poca información que da de la persona que allí aparece. No dice si tienes mal humor al despertar o si eres una persona activa, si te encanta ver llover desde el sofá o si eres un catastrofista. Sin embargo, todo eso es lo que te distingue del resto. No es tu nombre y apellidos o tu huella dactilar las que te hacen único. Son tus cualidades o defectos los que marcan la identidad. Como la del señor que no paraba de quejarse porque, de no ser por él no habría pensado todo esto y hoy no habría escrito nada al respecto.

Al final, salí con mi DNI nuevo y no fue para tanto pero algunos siempre se empeñan en darle bombo hasta una cuestión tan administrativa como es renovarse el DNI. Pidan hora y traigan un libro bajo el brazo y sino, paciencia, mucha paciencia.

3 comentarios:

  1. Lo de Los Brincos con el Pasaporte era más romántico.
    http://www.youtube.com/watch?v=Ql_9WFFZDXQ

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  2. pasiensia acáa!
    mña taja cmo la de ayer??

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  3. ¿La comisaría de Balmes? ¿Todavía escriben con máquina de escribir?

    La última vez que estuve en aquella comisaría -no hace más de tres años- apuntaron lo que denunciaba con una máquina de las antiguas. Me volví a solidarizar con el pobre papel que recibía esos indiscriminados golpes con las letras. y casi le dejo pasar cada vez que hacía el salto de carro, que suena como el timbre de una bicicleta.

    Lo del mensaje al móvil debe de parecerles de ciencia ficción.

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