domingo, 29 de marzo de 2009

ARTESANAS DEL AMOR

Diplomadas en las noches con Sodoma y Gomorra, pasean sus tacones sin licencia ni vergüenza. Están en todas las ciudades y al salir la luna, te acompañan a su cuna.

Inmunes a los besos, que reservan a la barra de carmín, dibujan corazones aunque nunca te lo donen. Queman noches además de cigarrillos y al vaivén de sus melenas, tiemblan varias entrepiernas. Viven del arte que hay debajo de sus faldas aunque sus amos, de su arte, se llevan la mejor parte. El bailar de sus caderas saca el vicio a subasta pero sólo las tasta el que suelta pasta.

Añaden el picante a esas almas sin sabor. Esculpen las fantasías de las mentes más salidas. Tallan los gemidos de corazones afligidos. Se dedican a ese arte que dura un instante. Sus mecheros encienden los pitillos mientras ellas apagan otros fuegos. Y como buena artesana, todas huyen de la urbana.

Vulnerables y atrevidas aceptan las propinas. Lubrican sensaciones por si te rindes ante tales tentaciones. Transeúntes del placer que acompañan la tristeza mientras pasan la tarjeta. Con disfraz de pecadora (como dice Calamaro) se visten y se venden aunque, nunca serán tuyas.

Maestras en manualidades que mezclan con intimidades. Sus camas siempre frías, nunca duermen en compañía porque su dignidad solo compró ticket de ida.

La vida las arrastra por el camino de no ser casta. Sus clientes se deslizan por las curvas de sus nalgas. Se convierte cada movimiento en boceto de placer y sus cuerpos en la moneda de intercambio. Entre sábanas se bajan braguitas y braguetas que ocultan las bajezas.

Todo sueño, se lo quita ya su dueño. Por eso son las artesanas del amor, porque crean amor aunque en él no crean.

martes, 24 de marzo de 2009

DNI

Hace unos días tuve que ir a renovarme el DNI y aunque la justicia avance a paso de tortuga parece que intenta modernizarse. Ahora llamas y pides cita como si fueras al dentista aunque, luego te llega un mensaje al móvil con la hora a la que debes presentarte. Ante tal sistema y, aparentemente lejano al de esas colas que me había tenido que chupar más de una vez, allí en la comisaría de Balmes, pensé: esta vez será un momento.

Luego llegas allí y te estampas con la realidad. Te das cuenta que lo moderno no es sinónimo de funcional así que sientas tu ingenuidad en el banco y esperas mientras rezas por encontrar algo para leer en el bolso.

Por suerte tengo un libro así que antes de ponerme de mal humor (por estar perdiendo el tiempo) me pongo a leer. No pasan ni dos minutos cuando el hombre que tengo sentado al lado empieza a quejarse. Dice que esto es un desastre, que él y su señora llevan mucho rato esperando y que a este paso le dará un ataque al corazón y tendrá que venir la funeraria. Qué exagerado – pienso. Pero me ha hecho gracia porque se ha levantado para decirlo al resto como si a nosotros nos encantase estar esperando. Otro, ni corto ni perezoso, se ha intentado colar y como es mayor dice que ha confundido el número de la tanda porque no ve bien. El que se queja, sigue. Ahora parece que la espera le está dando pellizcos por todo el cuerpo porque no para de retorcerse. La gente lo mira, incluida su mujer, que parece estar acostumbrada a los numeritos de su esposo. Como sigue la función, un hombre que lee el periódico le pega un grito y le dice que por mucho que se queje la tanda no irá más rápida. Al final se sienta a regañadientes aunque sigue refunfuñando para sus adentros.

Entonces pienso en el DNI y la poca información que da de la persona que allí aparece. No dice si tienes mal humor al despertar o si eres una persona activa, si te encanta ver llover desde el sofá o si eres un catastrofista. Sin embargo, todo eso es lo que te distingue del resto. No es tu nombre y apellidos o tu huella dactilar las que te hacen único. Son tus cualidades o defectos los que marcan la identidad. Como la del señor que no paraba de quejarse porque, de no ser por él no habría pensado todo esto y hoy no habría escrito nada al respecto.

Al final, salí con mi DNI nuevo y no fue para tanto pero algunos siempre se empeñan en darle bombo hasta una cuestión tan administrativa como es renovarse el DNI. Pidan hora y traigan un libro bajo el brazo y sino, paciencia, mucha paciencia.

domingo, 22 de marzo de 2009

PRIMAVERA

A tu vera, primavera
parece que llega el calor
dejando lejos el dolor
de un invierno sin amor.

Las mañanas llegan antes
calentando los semblantes
de paisajes y marchantes
y porqué no, de los amantes.

Tardes que se jubilan
al paso de los que desfilan
por la Barceloneta
que hoy se siente coqueta.

Las alergias sin amigas
aparecen como espías
estornudando alegrías
que te quitan energías.

Soleados los cogotes
reposan los bigotes
pasean los escotes
al tanto, los sacerdotes.

Los días sin abrigo
ya no son un castigo
las turistas son testigo
pues enseñan el ombligo.

Los colores llamativos
que teníamos perdidos
en un invierno sin latidos
vuelven encendidos. Bienvenidos!

El aroma de la brisa
que se cuela en la camisa
lo hace sin cortapisa
porque vive a toda prisa.

Reposan en la hierba
mientras otros se la fuman.
Los pitillos humeantes
de bocanadas relajantes.

Los obreros trabajando
con el Sol van conversando
y sus pieles bronceando
los piropos, van soltando.

Se secan las heridas
de historias extinguidas
ilusiones en paracaídas
te rodean como un salvavidas.

El aire fresco
como un refresco
sienta a la piel
y sabe a miel.

Quien fuera cartelera
para subirse a una escalera
y anunciar allá fuera:
está al llegar la Primavera!

sábado, 14 de marzo de 2009

NOTAS Y NOCHES

Te despiertas de una larga noche de bares que duró no más de un cuarto de hora o, eso te creías. En el apartado de notas del móvil ves cosas escritas. Varias notas y la última apuntada: una dirección de blog y un nombre. Por desgracia no recuerdas ni al propietario ni tampoco haber anotado su blog. Maldices al inconsciente que no sabe de ladrones y va prestando tus posesiones a cualquier postor disfrazado de bailaor. Sea lo que sea, te gustan esas noches en que nada es real. Y si dices esto es porque nadie se quedó tu móvil, no nos vayamos a engañar.

Noches, que las piensas y dices: qué gran noche la de ayer (mientras ahogas el mareo debajo de tu almohada). Te parece que amaneces de un sueño pero como los sueños, a medida que vas tomando conciencia, mientras desayunas (o comes) se te van apareciendo escenas y algún que otro recuerdo. Algunos no encajan, otros te hacen gracia, de muchos te arrepientes y otros tantos son de tu agrado. No te acuerdas de casi nada, pero no importa, te dejaste llevar. Te perdiste en el local y ni te inmutaste. Jugabas con tu sombra al invisible y al final, desapareciste viajando a la nada. Olvidaste la mente en una sala mientras bailaba tu cuerpo al lado de otra barra.

Viste un conocido y sin pelos en la lengua le dijiste algo que él habría deseado no escuchar. Y tú por supuesto, no decir. Tres horas antes no se te habría escapado pero os cruzasteis cuando la diplomacia ya se te había perdido por el camino. Un disgusto, sobre todo para él. Y si el aludido lee, que no se lo tome a mal, porque le avisaste alguna vez que los niños siempre dicen la verdad.

Conversabas con mafaldas y granjeros de camisas remangadas y un sin fin de disfraces bajo los que ocultaban las identidades. Te fijabas y aún así, no divisabas! Y el tipo de sombrero saludó ¿quién es? - pensabas.

Habló cuando paraste de bailar, en el momento que no sonaba ese estribillo que a ti tanto te gustaba. Te contaba no sé que y cuando llevaba varios no sé cuantos le pidió tu mirada un resumen de intenciones. Se acercó un poco más, parecía que fuera a contarte un secreto y sin duda, eligió el mejor lugar, frente al altavoz. No oías nada y tampoco importaba pero le dijiste, que tranquilo y te alejaste unos centímetros dándole a entender que sabrías leer sus labios aunque nunca fueras a besarlos.

Marcabas el compás de la inconciencia en cada paso que dabas. Andabas y bailabas mientras sonaba “no you girls” en tu cabeza ¿o en la sala?, qué más da. De golpe te subió a la melena una ebria ilusión, las ganas de abrazar. Y si no recuerdas mal el último lo diste 36 meses atrás.

Hoy sólo resta un vago recuerdo, la visión miope de una noche para colgarte de un broche. Parece que ayer hubo una fiesta en la que estuviste – dice la voz que merodea por tu mente.
Supiste con quien empezaste la noche, lo demás llegó después. Pero suerte de esas noches que se agotan y que las notas prolongan.

De notas y noches…hablas a veces.

lunes, 9 de marzo de 2009

AVINYÓ


Hacía tiempo que no me dejaba caer por la calle Avinyó. Un pasillo estrecho que suena a francés en medio del gótico de la Ciudad Condal. Me gusta esa mezcla tan peculiar de restaurantes del siglo pasado (El Gran Café) que conviven con las colecciones más ruidosas de Adidas y American Apparel. El estilo más clásico casado con la bohemia cosmopolita. Perpendicular a la calle Ferrán, Avinyó es de esas calles que agradan por su marcada personalidad.

Nada más adentrarse, uno se topa con “La Espartería”. Una tienda de toda la vida donde puedes encontrar alpargatas de todos los colores, texturas y alturas. Enfrente, el público cambia radicalmente, bambas Munich para urbanitas presumidos.

Más adelante te sorprenden por partida doble las tiendas que satisfacen tu mirada con los mejores diseños además del paladar porque, son a la par tienda y restaurante – por ejemplo el Cirkus Experience.

Si sigues caminando, los logos de cada tienda te miran. Algunos los conoces más que otros, te acuerdas de la publicidad que hicieron en televisión y te gustó. Sin embargo, paso por una tienda que nunca ha hecho publicidad, ni aparece en los medios de comunicación. Su mejor estrategia de marketing te entra por la nariz, es ese olor tan característico que tienen los artículos de piel…huele a curtido. Sin dudarlo, entro. Se respira autenticidad y aunque no soy amante de los olores fuertes me dejo seducir unos minutos.

Pero sin lugar a dudas, el momento que más disfruto es al entrar a esas tiendas de ropa vintage o de segunda mano. Toda esa ropa que alguna vez tuvo dueño y que sin saber porqué acabó huérfana como consecuencia de esa caprichosa mujer llamada moda.

Si te paras a observar ves como algunas prendas te miran con ganas de ser tu nuevo amigo, otras cosidas sus heridas ocultan un roto bajo parches de colores.

Vestidos de lentejuelas arrinconados con ansias de deslumbrar como la única noche que salieron a pasear. Bolas en las camisetas como presagio de una larga amistad que acabó con mal final, zapatos con forma de abandono, bolsos de los que cuelgan mil recuerdos, gafas de sol que ya no esconden ninguna mirada.

Entre esos montones de prendas con vida, me viene algo a la memoria. Pienso en toda esa ropa que solemos tener en cajas, al final del armario o en cualquier rincón pero todas ellas, eternamente olvidadas. Esas prendas que alguien nos regaló y que llevamos en su día. Nos acompañaban porque representaban a quién nos las dio. Pero las circunstancias, al igual que nosotros mismos, cambian y por razones varias todo eso ya no nos acompañan, sobre todo aquellas personas.

Una gabardina primaveral, un collar color azabache, una pulsera traída de Camboya, un cinturón para mis 20…Son algunos de los recuerdos que guardo sin ser capaz de tirar aunque tampoco les encuentro el sentido para rescatarlos del olvido. Sería como colgarse del cuello ese primer amor, complementar unos pantalones con aquella amistad marchitada o adornar la muñeca con un familiar que ya no está.

A veces lo material carga además de lana o plata, sentimientos…Emociones que sin duda forman parte del pasado, como el significado de la palabra vintage. Aquello que hoy pertenece al ayer pero que valió mucho en el presente.

Tiendas que cuelgan sentimientos de las perchas. Por eso me gustan, porque cuando entro, imagino vidas en cada una de ellas.

Vestirse de recuerdos, colocarse sentimientos ajenos, comprar historias. Momentos vintage que en la calle Avinyó, encuentras.

ESTUPIDECES

  • Cortarte el pelo cuando necesitas dar un cambio en tu vida.
  • Curar tus heridas con el alcohol que no se guarda en botiquín.
  • Pensar que hombres y mujeres somos iguales.
  • Decir que nunca más volverás a tropezar con la misma piedra.
  • Hoy era un mal día para dejar de fumar.
  • Merendar Donuts y café con sacarina.
  • Robar pero el domingo no faltar a misa.
  • Con resaca, decir que ésta será la última borrachera en mucho tiempo.
  • Creer que por ser políticos, piensan.
  • Que junto a la palabra “McDonalds” ponga “Restaurante”
  • Comprar amor el 14 de febrero.
  • Que la Presley tenga menos arrugas que sus hijas.
  • Creer que por ser gracioso, harás gracia.
  • Tener un Porsche con menos de 30 años.
  • Pensar que cuanto más das, más vas a recibir.
  • Ir a la universidad para acabar jugando a cartas en el bar.
  • Beber, decir que estás perfectamente y luego conducir.
  • Creer que eres tú el que ganas en el Casino.

jueves, 5 de marzo de 2009

HAVE A...


Paseando por L’illa Diagonal (centro comercial de Barcelona) uno ya sabe a lo que va: ver tiendas, añadir un libro más a la mesita de noche, mirar los netbooks del Fnac, escuchar algún disco nuevo, echar un vistazo a los conciertos que habrá este mes, comprar cosas innecesarias pero sobre todo, exponerse a los millones de mensajes publicitarios que te gritan desde los escaparates. Compra, rebajas, últimos días…Sin embargo, me fijo en uno especialmente: HAVE A STRONG DAY, de Nike.

La marca se sitúa en una esquina que antes ocupaba la prestigiosa Bang & Olufsen. Me paro y hago una foto al eslogan del escaparate pero enseguida viene un vigilante para decirme que no puedo hacer eso. Le sonrío y me disculpo pero, la foto ya descansa en mi móvil.

Supongo que como a muchas otras personas, los mensajes optimistas y con fuerza siempre gustan. Uno se pone de buen humor al leerlos porque están llenos de vida, son enérgicos y le hacen sentir a uno indestructible, poderoso. De eso se aprovecha Nike: de un buen eslogan, de anuncios carísimos en televisión…pero todo eso no es más que maquillaje y por cierto, del barato. Yo recuerdo sin embargo, otras cosas de Nike. Me vienen a la memoria las fábricas de Asia y esos niños que cosían balones de la marca. Los mismos con los que luego Ronaldinho daba toques en un spot y cobraba millones. También recuerdo noticias en la prensa donde advertían que algunos de los modernos materiales que usaba Nike no eran demasiado recomendables para la piel, es más, resultaban nocivos. Enseguida los retiraron, claro está.

Me resulta difícil poder imaginar a esa gente, ya no sólo los niños, sino todos los que trabajan para la multinacional más de 8 horas al día, sin a penas moverse, haciendo un trabajo mecánico y poco creativo. Se me hace raro pensar que afronten el día con el optimismo al que nos reta la marca. Por eso preferiría que Nike me vendiera diseño, originalidad o cualquier otra mandanga pero optimismo, no!

Me recuerda que otros no corren la misma suerte que todos los que paseamos por ahí. Me recuerda el falso optimismo de la marca. Me recuerda que no me gusta Nike. Me recuerda que su publicidad funciona al primer vistazo, nada más. Me recuerda que es un eslogan flojo, lo siento, no es strong. Me recuerda el momento en que vi ese escaparate y pensé: Just do It! Y aquí está.

Mi recomendación para hoy sería: HAVE A NIKE DAY…Mis disculpas: HAVE A NICE DAY!

miércoles, 4 de marzo de 2009

FRACASAR

Tengo ganas de fracasar. Perder el miedo a defraudar, ignorar esa niebla llamada ambición que todo lo nubla. Olvidar la presión a elegir sin sentir. Ser fiel a mi misma, luchar sólo por aquello que he venido a hacer. Vivir de una contracción, la mía propia. Aunque no es muy racional es mi razón de ser. Quiero fracasar!

Habrá mañanas sin arte, tardes equivocadas y un futuro aún menos claro. Lo sumaré todo y como resultado respiraré el confuso pero alegre desacuerdo. La esperanza matará el sentimiento de echarlo todo a perder a medio camino. Las derrotas vividas tratarán de sofocar de un bofetón todos los sueños. Pero las lágrimas serán el indicio de que aún estás vivo. Por fuera y por dentro. El miedo, las dudas, las ganas de abandonar se instalarán como un cruel compañero del que tal vez querrás escapar. La amargura será a veces el empujón que te ayudará a sobrevivir, te hará más fuerte, sin duda.

Algún día supiste que debías triunfar. Nadie te lo pidió pero todos lo esperaban. Tan sólo te exigieron todo. La presión y la angustia, anudados en tu cuello, te impidieron respirar, ni siquiera pensar. Divagar sobre tus deseos y anhelos, ofrecer al mundo lo que mejor sabes hacer. Lo que hace que te muevas por dentro. Lo que da sentido a tu nombre y apellido. Por lo que vives y te desvives. Esos sueños tan necesarios como el respirar que alguna vez envasaron al vacío para ahogarlos con promesas llenas de éxito pero vacías de vida.

Nadie te advirtió que una vida plagada de triunfos puede acabar significando tu gran fracaso. Tarde o temprano las estrellas acaban cayendo y como tal, tú también puedes acabar estrellado. Y no precisamente en el Paseo de la Fama sino en el olvido y a la sombra de tu ombligo. Si la promesa es un álbum de aplausos recuerda que nunca tendrás bastante, siempre querrás uno más porque el hueco del aplauso, de hueco se alimenta. Será una espiral de sinsentido pero mientras duran será la miel para tus oídos, un premio tan cautivador como efímero.

Todos te preparan para triunfar pero nadie te enseña a fracasar y es que, soportar el fracaso te hace más libre aunque nadie te lo ha dicho aún. Luchas por lo que los demás esperan que seas y no por lo que tú quieres ser. Mientras ellos esperan, tú desesperas.

Deberás seguir adelante, será intenso y posiblemente tenso pero será tu mejor fracaso. Y no fracaso como síntoma de ocaso, olvídate de eso. Tienes que entender que perder es poder. No pidas explicación a todo. No siempre la hay. Pero nunca escondas lo que sientes por tener que justificarte cuando nadie te entiende. Si te sientes perdido, mírate dentro. La batalla empieza allí. Vive tal cual dicta tu interior sin mirar afuera, sin distracción alguna. Aniquila las expectativas sobrantes. Conviértete en humano, humaniza tu vida en vez de tratar de endiosarte. Nadar en el ser que tú quieres y no en quien los demás esperan que seas. Cree en tus sueños aunque los sueños no crean en ti. No hagas lo que creas sino, cree en lo que haces. Ten fe, ilusión y aunque nadie apueste ni por ti ni por lo que haces, hazlo. Quizás te cuesta una vida entera demostrarlo. Lucha hasta el último día, hasta el último respiro. Afirma que puedes hacerlo. Aunque cueste, aunque duela, aunque sangres sentimientos. Sálvate aunque te cueste la vida.

Quizás nunca beberás reconocimiento.
Quizás no te relamerás de mieles y aplausos.
Quizás no descubrirás que valió la pena luchar.
Quizás morirás antes de entender que persistir en tus sueños fue tu mayor triunfo.
Quizás el fracaso que duró una vida cosechó la mayor de las victorias.
Quizás no saborearás lo que significa “triunfar” porque lo habrás hecho cada día de tu vida.
Quizás lograrlo dure más que tu vida.

El error será elegir el éxito. Ese que da de comer lujo a tu estómago, que hincha tus bolsillos de ego. Pero que no te alimenta. No te da vida, al contrario, te la quita. Desnutre todos tus sueños. Ese será tu mayor traspié.

Y como dice Gala “más vale un buen final que no un buen principio. ¿A caso el fracaso no será tu máximo final?

lunes, 2 de marzo de 2009

¿QUÉ LE AGRADECES HOY A LA VIDA?

  • No tener que madrugar.
  • Poder leer el periódico con tranquilidad en el sofá mientras desayuno.
  • Conducir mientras suena “te miro y tiemblo”.
  • Disfrutar escribiendo.
  • Haber aprovechado la mañana.
  • La gente como David Mayer de Rothschild (entrevista en Vanity Fair).
  • Empezar un nuevo libro de Kundera y ver que me gusta.
  • Que mi alegría nunca pase de moda.
  • Acercarme cada día un poco más a mis sueños.
  • Recibir mails con frases como: “¿Quieres ser feliz por un instante? – Véngate. ¿Quieres ser feliz para siempre? – Perdona”.
  • La amabilidad de un desconocido.

Agradecer querrá decir que has vivido.