domingo, 22 de febrero de 2009

DIJO ELLA


Es inevitable. A veces vives situaciones de las que eres mero espectador y no por ello la marca que te deja es menos fosforita. En algún rincón queda, quieras o no. Quizás no es visible pero la llevarás de por vida. Cosas que quedarán sumergidas en tu memoria pero que nunca se hundirán del todo. Las sacarás a flote algún día y te reirás porque hoy ya son pasado. Y es que el tiempo lo lija todo, incluso el presente más áspero. La memoria no entiende de dolor, de hecho, nunca es bien recibido. Los recuerdos siempre acaban siendo sinónimo de lo acertado que fue olvidar lo malo.

La peor noche de mi vida – dijo ella.

Al escuchar esto tiendes a relativizar. Nunca sabes de qué se trata. Podría ser la mayor chorrada exagerada desde una barra de bar o realmente una pesadilla que se instala sin avisar. No sé porqué siempre tiendo a desdramatizar aunque mejor porque para fatalidad, ya tenemos el papel de los quioscos.

Sin embargo, tienes que conocer bien quien emite el mensaje y su grado de exageración habitual. A ella no le van los cuentos, aún así pensaba que era mal de corazones (suerte que tenemos varios). Creía que me hablaba de amor o dolor, que viene a ser lo mismo. Ése que tan propensos somos a magnificar cuando no hay donde rascar. Para todo hay receta – pensé – incluso para aquel dolor que no curan en farmacias ni hospitales. Como ya he dicho, suavicé hasta que rechinaron tres palabras que nada tenían que ver con lo imaginado: policía, calabozo y control de alcoholemia. Combinado tan poco recomendable como la explosión cardíaca de un whisky con Red Bull.

Una amiga se pasó la noche del viernes en el calabozo porque su suerte se quedó bailando en un bar. No se sintió sola, la acompañaba su “borrachera” que viajaba en su Scoopy, ilegal y silenciosa. Y digo yo que cuesta identificar lo silencioso aunque no tanto lo ilegal y, eso fue lo que hizo al urbano descorchar con ruido y sospechas a su acompañante. Aunque vamos a dejar por un tiempo de descorchar imprudencia, ni que sea el instante que dura un trago.

Ayer ya bromeábamos con el pasado oscuro de esta amiga. No nos enorgullece lo sucedido pero sí celebramos lo evitado si no hubiera soplado. Por eso, no admito ni un soplido!

Hoy seguimos recordando con más calma, entre abogados un tanto abobados, juicios lentos, penas que pesan y que despiden por periodo de embarazo: la licencia y la inocencia. También la riqueza, qué tristeza.

Se alejan ciertas cosas pero vienen otras: rutas en bicing, ecologismo involuntario, tarjetas de metro, ejercicio (qué beneficio), tragos a conciencia y sin penitencia…Pero sobre todo, una experiencia para ella y los que compartimos su pericia. Similar a esas series de la CIA.

1 comentario:

  1. si cuando te digo q escribes bien es q lo haces!
    algun dia seras una famosa escritora...y publicaras estos pequeños escritos q rodean tu vida!
    muy bueno x cierto este tema taaan aseñalado!!jeje

    1 bexitoo rubiaZaaa...
    atentamente,tu alma gemela.Gi

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