miércoles, 18 de febrero de 2009

LA GUÍA DE MI VIDA

Me gustan los bares de capuchinos espumosos con cacao en polvo y un terrón de azúcar moreno. En cualquier bar es fácil conseguirlo pero si además tienen revistero con prensa y magazines, la cosa cambia. Puedo pasarme la mañana entera hojeando y curioseando al resto de adeptos a la cafeína. Al final en mi bolso hay más información que en la Lonely Planet: postales de bares nuevos, galerías, guías del ocio para guiris, magazines con propuestas retro, independientes, bohemias…todo lo que pillo, acaba colgado del hombro.

Al llegar a casa, hago criba de lo que no interesa aunque siempre acabo subrayando más sitios de los que sé que me alcanzará a visitar y aún dándome cuenta, siempre caigo y subrayo. Restaurantes, bares, coctelerías…todo con su debida explicación, con más o menos estrellas según la valoración, fotos del lugar, etc. Digamos que uno se hace una idea de lo que se va a encontrar y encima otros que han pasado antes por ahí, también opinan…el terreno pinta masticado y allanado.

En la vida nocturna sabes a lo que te atienes, puedes ir a tientas y aún así no te sientes mal encaminado sin embargo, de día llega la oscuridad con estrellas de incertidumbre. Saltan todas las alarmas, ves a lo lejos el horizonte o peor aún, el abismo. ¿Qué de que hablo? Del cambio de vida que la generación del 86 y alrededores está prevista - que no preparada - para asumir. Muchos estamos acabando nuestra vida como estudiantes y pasamos a otra etapa, la laboral.

Me asaltan muchas dudas: ¿qué camino debería escoger? Hacer un master, empezar a trabajar, tomarme un año sabático para enfocar esta etapa de transición…No sé lo que debo, ni tampoco lo que quiero hacer. Quisiera ir al Fnac y pedir una de esas guías con estrellas, comentarios, recomendaciones, fotos de lo que encontraría con cada elección tomada. Siento que los pasos dados hasta la fecha nos han sido marcados (en cuanto a estudios, claro está). Ahora las riendas no son la ESO, Bachillerato ni la universidad. Hoy eres tú quien dirige. Acelerar o frenar sólo depende de quien conduce y, aunque me ilusiona pensarlo también me aterroriza. Los errores ya no son de mantequilla, ahora si patinas te pegas un culazo de esos que veías en Humor Amarillo y con todo lo que eso conlleva. El dolor será inevitable y a veces, incluso satisfactorio en cuanto a que más gramos de dolor, más pesa la huella de la experiencia y, como se dice: la experiencia es un grado o un gramo, quién sabe. Las experiencias y las huellas – sobre todo las que marcas a base de golpes- sellan en tu pasaporte interno un cambio. No te quedas indiferente y siempre que sea para cambiar a mejor, bienvenido sea.

Aún así, no nos engañemos. ¿Quién no pagaría por una de esas guías que encauzara su vida para evitar andar dando palos de ciego?

Yo quisiera encontrar la guía de mi vida o en su defecto, saber que si no elijo bien puedo hacer la reclamación correspondiente como en los hoteles y restaurantes de mi ciudad.

La buscaré deliberadamente…la guía de mi vida.

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